LOS “JÓVENES NI-NI” Y LOS PROGRAMAS DE EMPLEABILIDAD

José A. Serrano Álvarez, Programme Manager de empleabilidad, Área de Desarrollo Global

El pasado mes de septiembre, la OCDE publicó su informe anual “Education at Glance 2023” donde repasa el estado de la educación en los diversos países del mundo[1]. La OCDE además de ser conocida por la elaboración de los informes PISA sobre el nivel educativo de cada país, en colaboración con gobiernos, responsables de políticas públicas y ciudadanos, trabaja para establecer estándares internacionales y proponer soluciones basadas en datos empíricos a diversos retos sociales, económicos y medioambientales.

La OCDE en sus informes anuales analiza la situación de la educación en el mundo y una de las novedades de este último fue la inclusión de un capítulo titulado “Transition from education to work: Where are today’s youth?” que pone el foco en la formación profesional (VET, por sus siglas en inglés). Se indica en el informe que la transición de los jóvenes al mercado laboral depende de una serie de factores y, aunque en cada país se lleva a cabo de diferente manera, lo más común es que los jóvenes completen la educación antes de buscar trabajo. Por lo general, un mercado laboral poco dinámico hace que los jóvenes permanezcan más tiempo en el sistema educativo, desarrollando sus habilidades para cuando la situación mejore. No obstante, hay jóvenes que abandonan prematuramente la educación y la formación, entrando a formar parte de los llamados ‘Ni-Ni’. Y respecto a ello, indica la OCDE en su informe que es fundamental prevenir que los jóvenes se conviertan en Ni-Ni o minimizar el tiempo que pasan siéndolo. Los jóvenes Ni-Ni no solo se pierden oportunidades inmediatas de aprendizaje y empleo, sino que también sufren efectos a largo plazo.

Pero ¿quiénes son estos jóvenes y por qué son llamados ‘Ni-Ni’?

Aunque como categoría sociológica y modelo de clasificación el término ‘Ni-Ni’ ha sido ampliamente cuestionado[2], desde el punto de vista del empleo de los jóvenes tiene una gran utilidad. Es decir, se ha comprobado que los indicadores habituales del mercado laboral, como el desempleo, la tasa de empleo o la tasa de participación no son del todo adecuados para medir el nivel de vulnerabilidad de los jóvenes en relación al mercado laboral y es necesario contar con indicadores que reflejen mejor esta complejidad.

En su momento, fue la propia OCDE quien estableció el término ‘Jóvenes Ni-Ni’ que, traducido del acrónimo inglés NEET (Youth not in employment, education or training), hace referencia al porcentaje de jóvenes que ni están empleados, ni están estudiando o formándose. No incluiría, por tanto, ni a los jóvenes que están estudiando a tiempo parcial o completo ni a las personas jóvenes que han trabajado al menos una hora en la semana de referencia de la encuesta o estuvieron temporalmente ausentes de dicho trabajo. Este indicador abarcaría no sólo a aquellos que no han logrado encontrar trabajo (Ni-Ni desempleados), sino también a aquellos que no están buscando activamente empleo (Ni-Ni inactivos). Sin embargo, lo interesante es que este indicador es una buena medida del rendimiento del mercado laboral juvenil, en tanto que refleja el porcentaje de jóvenes en el umbral de la marginación o exclusión social. Es decir, las personas jóvenes que no están ni empleadas ni en educación ni en formación corren el riesgo de ser excluidos socialmente, siendo individuos con ingresos por debajo del umbral de la pobreza y careciendo de las habilidades para mejorar su situación económica[3].

Por tanto, aunque el término Ni-Ni es un ‘cajón de sastre’ donde se incluyen grupos heterogéneos de jóvenes, parece bastante probado que el colectivo de jóvenes ‘Ni-Ni’ suele experimentar desventajas a largo plazo las cuales se traducen en tasas de empleo más bajas y menores ingresos en la vida posterior, problemas de salud mental y exclusión social.

Los impactos a largo plazo

Hay una amplia literatura que muestra que ser Ni-Ni tiene consecuencias generalmente negativas en el futuro de estos jóvenes. Así, por ejemplo, entre las secuelas experimentadas a largo plazo por los jóvenes Ni-Ni se incluyen una mayor probabilidad de estar económicamente inactivo en sus años de trabajo como adultos, bajos ingresos, salud precaria, consumo de drogas o participación en actividades delictivas (marginalidad)[4]. Se podría decir que ser Ni-Ni te penaliza para toda la vida. Otro aspecto puesto de manifiesto por estos estudios es que las mujeres se ven afectadas a largo plazo de forma diferente por el fenómeno Ni-Ni y, aunque las probabilidades de desempleo posterior son mayores para los hombres, la probabilidad de inactividad económica a largo plazo es en general mayor para las mujeres. Ello parece estar relacionado con las responsabilidades familiares y de cuidado que las mujeres asumen de manera desproporcionada, lo cual acaba afectando su inserción en el mercado laboral.

En todo caso, lo que han venido a mostrar estos estudios es que el fenómeno Ni-Ni es una especie de marcador de desventaja que tiene mayor influencia que otros factores a la hora de explicar los resultados laborales de las personas que han pertenecido a esta categoría. El estado de inactividad económica y desempleo deja secuelas a largo plazo y continúa siendo un problema incluso para aquellos que están económicamente activos.

Por otra parte, también se ha demostrado que las personas que acaban en la categoría de ‘Ni-Ni’ suelen provenir de entornos sociales vulnerables y con grandes carencias a nivel de educación y sanidad. Es decir, hay diversos factores de riesgo que pueden conducir a personas jóvenes a la inactividad y a la exclusión social. Tener un bajo nivel educativo, pertenecer a una familia pobre y sin estudios, ser de origen migrante, la maternidad/paternidad temprana, o vivir en áreas aisladas (zonas rurales) o con altos niveles de desempleo son factores que explican que personas jóvenes acaben como ‘Ni-Ni’. En segundo lugar, hay factores como la baja motivación y aspiración, falta de confianza, sentido de fatalismo y baja autoestima que incrementan las posibilidades de que los jóvenes acaben así etiquetados. A su vez, quedar al margen del mercado laboral y de la educación aumenta el incentivo de algunos jóvenes para tener comportamientos antisociales o participar en actividades delictivas con una motivación económica.

El fenómeno de los y las jóvenes Ni-Ni en España, Senegal y Colombia

De acuerdo al citado estudio de la OCDE, en España aproximadamente el 16,5% de los jóvenes no estudia ni trabaja Lo malo es que estas tasas llevan estancadas desde hace unos cuantos años. En Colombia y Senegal, países en los que también trabaja la Fundació Nous Cims, la situación no es más alentadora. En Colombia en 2022, el 33,8% de las mujeres entre 15 y 29 años eran Ni-Ni, mientras que en el caso de los varones el porcentaje era del 16.0%[5]. En el caso de Senegal, según datos de la OIT, el porcentaje de mujeres que entrarían en esta categoría es del 48,3% siendo del 21,6% en el caso de los hombres[6]. En ambos casos se ve claramente como hay un predominio de mujeres jóvenes, lo cual viene explicado por la ‘brecha de género’ y la discriminación de las mujeres en el acceso a la educación y al mercado laboral y también porque, como ya se mencionó, las responsabilidades familiares son asumidas en mayor medida por las mujeres[7].

Tanto en Senegal como en Colombia, se constata que el crecimiento económico no es suficiente para absorber la fuerza de trabajo juvenil y un amplio porcentaje de jóvenes está desempleado. A ello se añade una alta proporción de jóvenes sin ningún tipo de formación escolar reglada y un mercado laboral juvenil que demanda jóvenes poco cualificados. En todo caso, el resultado es que un gran número de jóvenes se enfrentan a un riesgo significativo de caer en la pobreza, ya sea porque carecen de empleo o están trabajando en condiciones precarias.

¿Qué se puede hacer?

Indica el informe de la OCDE que superar el nivel educativo de secundaria y realizar una formación profesional (FP) de grado medio aumenta en un 20% las posibilidades de encontrar empleo para los jóvenes de entre 25 y 35 años. Subraya el informe que tener un nivel educativo alto no sólo está relacionado con mayores tasas de empleo y una remuneración salarial superior sino también con un mejor estado de salud y un mayor compromiso social. Es en todo punto lógico que el informe de la OCDE insista sobre la importancia de la educación, y más concretamente sobre la formación profesional en tanto que, en una mayoría de países, este tipo de formación está diseñada para preparar a los y las estudiantes para acceder al mercado laboral o continuar estudios superiores[8].

Ahora bien, y vistas las consecuencias a largo plazo de ser Ni-Ni, por un lado, es necesario una acción decidida de los gobiernos para poner en marcha políticas de empleo que favorezcan la inserción laboral de los jóvenes, pero también políticas educativas y sociales para prevenir que los jóvenes se conviertan en Ni-Ni. Por otra parte, y considerando que los jóvenes Ni-Ni suelen provenir de entornos sociales con grandes carencias, es necesario priorizar en las políticas educativas y de empleo a las familias más vulnerables. En resumidas cuentas, los jóvenes privados de educación, formación o empleo deberían ser una prioridad para los encargados de formular las políticas públicas.

Desde los programas y proyectos de empleabilidad no es fácil abordar el tema de los ‘Ni-Ni’ ya que no está en nuestra mano crear empleo, sino que nuestro alcance es mucho más limitado: trabajamos para mejorar las capacidades de los y las jóvenes para que puedan acceder a un empleo decente. Sin embargo, hay margen para la acción y una manera en que los jóvenes desempleados pueden mejorar sus perspectivas de empleo es adquirir, a través de la educación y la formación, las habilidades que los empleadores valoran.

Sin embargo, la provisión de formación no es suficiente y es necesario ir un poco más allá. En primer lugar, el apoyo a los jóvenes ‘Ni-ni’ exige enfocarse en estrategias a largo plazo con un enfoque integral. No sólo es importante formar a los jóvenes que están desempleados y fuera de los circuitos laborales, sino que hay que acompañarlos en el proceso formativo y en el proceso de inserción laboral. Por un lado, se habría de proporcionar a estos jóvenes servicios de orientación vocacional para ayudarlos a identificar sus habilidades, intereses y metas profesionales. Por otro lado, también es necesario brindarles apoyo individual a través de coaching o mentoría o apoyo psicosocial.

En tercer lugar, y en lo que a la formación se refiere, habría que considerar el diseño de sistemas de educación y formación flexibles y permeables con trayectorias de aprendizaje personalizadas; también habría que favorecer el aprendizaje basado en el trabajo (Work-based learning). En cuanto a la capacitación en habilidades blandas entre los aspectos a incorporar o promover en los programas formativos se incluyen la motivación para aprender, el desarrollo de habilidades de empleabilidad, favorecer entornos inclusivos, o favorecer el acceso a la tecnología digital de las personas Ni-Ni.

En cuarto lugar, en cada contexto nacional se debería considerar la diversidad y, dentro de los propios Ni-Ni habría que priorizar a aquellos grupos más vulnerables como son por ejemplo mujeres jóvenes con cargas familiares. En relación a lo anterior, uno de los aspectos a trabajar es la eliminación de los obstáculos y barreras que dificultan la participación de éstas en los programas de empleabilidad; así por ejemplo, una medida que se ha demostrado exitosa es la provisión de cuidado infantil a las personas con cargas familiares durante la realización de las formaciones o actividades del proyecto.

Por último, atender a los jóvenes ‘Ni-Ni’ exige sumar esfuerzos, crear sinergias y buscar complementariedades entre las instituciones públicas (servicios públicos de empleo), los centros educativos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil para la inserción de los jóvenes. Como posibles medidas a poner en marcha están: el reconocimiento y validación de aprendizajes no formales (p.e., certificación por competencias); trabajar con los servicios públicos de empleo para que las personas Ni-Ni sean tenidos en cuenta; establecer colaboraciones con empresas para que estos jóvenes puedan realizar prácticas o adquirir experiencia laboral; o brindar apoyo a aquellos que estén interesados en emprender.

¿Por qué trabajar con jóvenes Ni-Ni?

Trabajar con jóvenes Ni-Ni es fundamental para la cohesión social en tanto que ayuda a reducir las desigualdades y a prevenir la exclusión social. Al ofrecer oportunidades a todos los sectores de la población estaríamos construyendo una sociedad más equitativa y fomentando un mayor sentido de pertenencia y cohesión al tiempo que se eliminan ciertos factores de riesgo que pueden llevar a estos jóvenes a marginalizarse.

En resumen, trabajar con jóvenes Ni-Ni no sólo beneficiaría a la sociedad en su conjunto, sino que es fundamental para construir una sociedad más cohesionada socialmente, más justa e inclusiva.

[1] OECD (2023), Education at a Glance 2023: OECD Indicators, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/e13bef63-en

[2] Elder, S. (2015): “What does NEETs mean and why is the concept so easily misinterpreted?” Work4Youth Technical Brief Nº 1. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/documents/publication/wcms_343153.pdf

[3] OECD (2023), Youth not in employment, education or training (NEET) (indicator). DOI: 10.1787/72d1033a-en

[4] Véase Ralston, K., Everington, D., Feng, Z., & Dibben, C. (2022). Economic Inactivity, Not in Employment, Education or Training (NEET) and Scarring: The Importance of NEET as a Marker of Long-Term Disadvantage. Work, Employment and Society, 36 (1), 59-79. https://doi.org/10.1177/0950017020973882; Godfrey C, Hutton S, Bradshaw J, et al. (2002) Estimating the cost of being ‘not in education, employment or training’ at age 16–18. Heslington: Social Policy Research Unit, University of York. Disponible en: https://core.ac.uk/download/pdf/4154405.pdf ; también CEDEFOP: “What are the individual consequences of being NEET?”, Blog article disponible en: https://www.cedefop.europa.eu/en/tools/neets/blog/what-are-individual-consequences-being-neet

[5] https://data.oecd.org/youthinac/youth-not-in-employment-education-or-training-neet.htm .

[6] Datos de 2019 (último año con datos disponibles): https://ilostat.ilo.org/data/africa/ .Véase también los datos del Banco Mundial: https://databank.worldbank.org/source/world-development-indicators/Series/SL.UEM.NEET.FE.ZS o https://ilostat.ilo.org/african-youth-face-pressing-challenges-in-the-transition-from-school-to-work/ .

[7] Así ocurre en otros muchos países del Sur; véase por ejemplo: O’Higgings, N. (2019): “Young people not in employment, education or training”, ILO/Sida Partnership on Employment Technical Brief, no. 3, ILO. Disponible en: https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/26634NEET_Sida_brief.pdf

[8] En relación al trabajo con jóvenes Ni-Ni son muy interesantes las propuestas del CEDEFOP (European Centre for the Development of Vocational Training) centro de referencia de la Unión Europea para el desarrollo de la formación profesional. El CEDEFOP ha publicado dos Kits de herramientas (Toolkits) uno de ellos dirigido a empoderar a los jóvenes Ni-Ni y otro para abordar el abandono temprano de los estudios. CEDEFOP: VET toolkit for empowering NEETs – Source of support to young people not in employment, education or training. Disponible en: https://www.cedefop.europa.eu/en/tools/neets/blog/what-vet-toolkit-empowering-neets . También CEDEFOP- VET toolkit for tackling early leaving – Source of support to policy makers and education and training providers. Disponible en: https://www.cedefop.europa.eu/files/key_intervention_approaches.pdf