LA NECESIDAD DE INVERTIR EN UNA ORIENTACIÓN PROFESIONAL MEJOR Y MÁS EFICIENTE

Hannes Brandt, Programme Manager ZING Vocación, Área de Empleabilidad

Maria Rosal, Project Manager ZING Vocación, Área de Empleabilidad

En un mundo marcado por cambios sociales y tecnológicos acelerados, la orientación vocacional se alza como un componente esencial para preparar a los y las jóvenes frente a la incertidumbre laboral. Este artículo explora la apremiante necesidad de invertir en la orientación como un vector estratégico para guiar a las generaciones futuras hacia un mercado laboral imprevisible y en constante cambio.

¿POR QUÉ ES IMPRESCINDIBLE INVERTIR EN ORIENTACIÓN VOCACIONAL?

Los cambios sociales y tecnológicos cada vez más acelerados harán que, entre otras cosas, muchos campos profesionales queden obsoletos en un futuro y otros nuevos emerjan o evolucionen a un ritmo que es difícil mantener por parte del sector educativo y formativo. Además, las trayectorias profesionales ya no son lineales. El crecimiento personal y la estabilidad en el ámbito laboral ahora dependen, en gran medida, de la capacidad de adaptación y del aprendizaje continuo. Por esto, se tratará, cada vez más, de ganar seguridad en el cambio, ya que no hay seguridad frente al cambio.[1]

Las organizaciones internacionales de referencia convergen en un llamado unánime: la orientación profesional nunca ha sido tan necesaria como en la actualidad. Seis de estas organizaciones – la Comisión Europea, la Fundación Europea de Formación, el CEDEFOP, la OCDE, la OIT y la UNESCO – han elaborado un manifiesto conjunto que insta a los países a aumentar su inversión en orientación profesional.[2]

No nos podemos permitir una orientación como apéndice de la educación o como intervención puntual que se realiza en momentos de transición, sino que tenemos que hacer real la función y la importancia que la ley ya establece.[3] En consecuencia, la orientación debe asumirse como un vector estratégico que da sentido a la educación. Ayudar al alumnado a identificar sus intereses, habilidades y metas profesionales, es fundamental para dar un propósito a la educación y fomentar que los jóvenes desarrollen un sentido de autoeficacia y terminen la etapa de la educación obligatoria motivados para seguir estudiando o formándose.

La transición hacia este nuevo paradigma presenta al sector educativo una serie de desafíos que van más allá de la necesidad, comprensible y frecuentemente manifestada, de aumentar el número de orientadores. En este contexto, es crucial considerar no sólo la ratio de orientadores por alumnos, sino también la calidad y la amplitud de su enfoque.

EL CONTEXTO ESPAÑOL

Una orientación sistemática y de alta calidad es crucial para fomentar la igualdad de oportunidades y la movilidad social. En este contexto, la tasa de abandono escolar prematuro en España es actualmente de casi el 14%, solo superada, en Europa, por Rumanía. Además, los alumnos escolarizados en centros de alta o máxima complejidad presentan el doble de probabilidades de abandonar prematuramente los estudios que los escolarizados en otros centros.[4] En Cataluña, donde la tasa de abandono escolar era recientemente superior a la media nacional (17%), se ha respondido con la aprobación, en junio de 2023, de un “Plan de choque contra el abandono escolar”, que incluye medidas y recursos adicionales destinados a fortalecer la orientación profesional. En paralelo, se está estableciendo, por primera vez un decreto específico de orientación en Cataluña.

Largamente esperada y bienvenidas que sean estas iniciativas, una cifra calculada por el Instituto Valenciano de Investigación Estadística (IVIE) hace pensar, que las medidas e inversiones que se presentarán volverán a ser insuficientes para producir un cambio significativo: Según un estudio estadístico del IVIE en el año 2019 los costes derivados únicamente del abandono o cambio de carrera de los estudiantes en las universidades españolas ascienden a 974 millones de euros anuales.[5] Esto ni siquiera tiene en cuenta el coste de abandono que se produce ya antes de llegar a la universidad y que es de las cifras más altas de Europa.

RECONOCER LA LABOR ORIENTADORA: LIMITACIONES Y OPORTUNIDADES

Enfatizar la necesidad de cambios profundos en la orientación en España no implica desvalorizar o cuestionar la importante labor que los y las orientadores llevan a cabo, a menudo en condiciones difíciles. Por ejemplo, no es infrecuente que un orientador profesional sea formalmente responsable para 1.000 alumnos en un instituto, estando, además, implicado en otras actividades fuera de su papel de orientador/a como la enseñanza de asignaturas u otros proyectos escolares. Esta cantidad de funciones limita el tiempo disponible para proporcionar una orientación y un acompañamiento adecuado a los alumnos, tanto a aquellos alumnos con necesidades más pronunciadas, como al resto que tienen igualmente derecho a una orientación adecuada según la ley.

En este sentido, la analogía de los orientadores como “bomberos” en las escuelas, corriendo de un fuego a otro, sin la capacidad de descubrir o prevenir nuevos focos calientes a tiempo, ilustra de manera bastante acertada esta realidad.

Las transformaciones profundas y la creciente complejidad del entorno educativo y laboral requieren más que una mejora en términos cuantitativos de la orientación profesional; demandan nuevos estándares cualitativos. En otras palabras, lo que se necesita no es simplemente aumentar el número de orientadores por centro, sino también nuevas formas de cooperación en el ámbito de la orientación académica y profesional, es decir, plantearse cómo debería ser en la actualidad una orientación profesional buena y eficaz y a qué y quién implica esto en términos prácticos.

Es importante reconocer que, en la actualidad, los orientadores, aunque expertos en psicopedagogía, no son los únicos protagonistas. El “Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo” ya destacó en el año 1989 el rol clave de todos los docentes y tutores en la orientación escolar:

“La orientación escolar es un derecho que el sistema educativo debe garantizar; la actividad orientadora se debe realizar en vinculación estrecha e indisociable con la práctica docente; todo profesor, dentro de su actividad docente, debe ejercer tareas de guía y orientación; el ejercicio de la función tutorial entronca con la individualización de la enseñanza y con las adaptaciones curriculares;  la orientación educativa se hace más necesaria cuanto mayor es la diversidad de la oferta educativa; en Educación Secundaria la Orientación educativa ha de completarse con la Orientación profesional y, por último, el desempeño de las funciones tutoriales y orientadoras requieren de un apoyo técnico cualificado.”

A pesar de estas pautas, Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientadores en España (COPOE), critica que, desde los años 80, en varias comunidades autónomas no existen requisitos formativos específicos para los orientadores.

Los orientadores que sí cuentan con una base académica suelen ser psicopedagogos. Esta corriente científica fue originada a principios del siglo XX y desarrollada a partir de la psicología y la pedagogía.[6] Esa perspectiva histórica nos demuestra que la orientación que predomina en los centros educativos españoles, con todas las limitaciones antes mencionadas, está centrada en aspectos psicológicos y pedagógicos.[7] Como tal, se dirige principalmente a alumnos con algún problema de aprendizaje o alguna necesidad educativa especial. Si bien esta orientación sigue siendo fundamental, el entorno educativo actual, caracterizado por un mundo postobligatorio y laboral cada vez más complejo, necesita abordar también otras necesidades, como la de conocer, explorar y experimentar en el mundo de las profesiones o fortalecer la competencia de la toma de decisiones por parte de los jóvenes.

Estas necesidades requieren otro tipo de acompañamiento y orientación y, por lo tanto, otros conocimientos por parte de los profesionales de la orientación. Además, estas necesidades afectan a todos los alumnos, sobre todo aquellos que, por motivos socioeconómicos y socioculturales, no tienen las mismas oportunidades y accesos al mundo formativo y laboral.

UN SISTEMA DE ORIENTACIÓN EN DIFERENTES NIVELES

Hemos visto que la orientación vocacional no es una responsabilidad sólo de los orientadores y que, a la vez, la psicopedagogía cubre, solamente, parte de las necesidades existentes. Màrius Martínez, catedrático de Orientación Profesional en la UAB, propone una analogía al imaginar la orientación como un sistema sanitario público.[8]

Este abarca varios niveles, empezando por la educación sanitaria general y preventiva (como la promoción de la nutrición saludable, el ejercicio y la salud mental…), pasando por un sistema de atención primaria, una red hospitalaria hasta los campos médicos altamente especializados y la investigación médica básica. Cada nivel cuenta con profesionales especializados, con conocimientos específicos y trayectorias formativas distintas.

En cuanto a la orientación profesional, explica Martínez, el problema es que “con la mejor voluntad, todos hacen de todo. Todos orientan y muchas veces tarde.” Al igual que Cobos, cree que la imagen profesional de los orientadores debe afinarse y apuesta por la formación especializada de los orientadores para garantizar unos estándares de calidad. Sin embargo, siguiendo la analogía del sistema sanitario, sostiene que es crucial implicar a otros actores importantes: familias, profesores de asignaturas, tutores y el entorno escolar más amplio, incluido el mundo laboral.

En resumen, Martínez aboga por una coordinación efectiva entre los diversos actores. Esto es especialmente importante porque, hoy en día, la vida ya no se separa en una primera fase en la que se aprende y en una posterior en la que se trabaja. Al contrario, ambas fases están estrechamente vinculadas y se aprende (y desaprende) a lo largo de toda la vida profesional. Si queremos que el trabajo sea un vehículo de movilidad social, hoy es más importante que nunca que la educación contextualice constantemente el mundo y, por tanto, también el cambiante mundo profesional.

LA DISTANCIA ENTRE EL SECTOR EDUCATIVO Y EL MUNDO PROFESIONAL

La brecha existente entre el sector educativo y el mundo profesional es evidente, como resalta un informe de la OCDE de 2018, señalando que el 50% de los jóvenes solo está familiarizado con 10 profesiones, muchas de las cuales son tradicionales y no reflejan la realidad laboral cambiante del siglo XXI.[9] El sistema escolar español ha estado tradicionalmente más desconectado del mundo laboral, a diferencia de los sistemas escolares anglosajones y del norte de Europa. Lo demuestra el hecho de que una gran proporción de estudiantes en España no tiene ni un solo encuentro relevante con el mundo laboral antes de tomar las primeras decisiones importantes con respecto a su carrera educativa/profesional.[10]

En los últimos años, se han conseguido importantes avances con la dualización de la formación profesional. No obstante, no solo la formación profesional debe ser más permeable, adaptable y abierta a nuevas realidades, tendencias y retos. También, y especialmente, en la educación primaria y secundaria, donde los alumnos, a través del autoconocimiento y la exploración de diferentes realidades, crean posibles imágenes del futuro yo.

La solución radica en establecer una conexión constante entre la escuela y el mundo profesional, a través de un marco común. En otros países ya existen iniciativas que trabajan en esta línea, y algunas de ellas se han adaptado al contexto español:

  • En Inglaterra, el 2014, se establecieron los Gatsby Benchmarks: 8 puntos de referencia basados en estándares internacionales, cuyo objetivo era poner orden a un sistema de orientación profesional fragmentado y confuso. Hoy, todos los principales agentes del sector educativo y productivo (públicos y privados) basan su trabajo en los 8 puntos de referencia de este modelo o, por lo menos, saben en cuáles de ellos pueden influir y aportar valor. En España, la Fundación Bertelsmann, junto con Empieza por Educar, adoptó este enfoque en 2020. Desde entonces, un creciente número de centros educativos de Madrid, Cataluña y recientemente Aragón, están utilizando este modelo adaptado bajo el nombre Xcelence.[11]
  • En EE.UU., el modelo denominado World of Work, diseñado en el Cajon Valley School District (California), consiste en establecer y practicar un vocabulario común que ayude a los alumnos desde una edad temprana a conocerse mejor a sí mismos y a identificar y calibrar sus intereses vocacionales personales, haciendo hincapié en que no son fijos, sino que pueden o incluso deberían cambiar a lo largo del proceso de maduración de los jóvenes. Lo más importante es, según Ed Hidalgo, uno de los conceptualizadores de este modelo, que los jóvenes aprendan a identificar y a expresar sus intereses en contacto permanente con personas de referencia importantes como pueden ser compañeros de clase, profesores, padres y profesionales. Se trata, por lo tanto, de un enfoque abierto, no determinista y basado en el diálogo.[12]

Estas dos iniciativas adoptan enfoques diferentes pero el diagnóstico subyacente es similar. Ambos enfoques identifican la necesidad de un marco de referencia (o un lenguaje) común frente a la gran diversidad de agentes en un mundo cambiante. La primera (Xcelence) se dirige a los centros educativos y la segunda (World of Work) está pensado para el uso en el acompañamiento de los jóvenes.

En este sentido, actores locales como pueden ser municipios, consejos comarcales o entidades que representan el tejido empresarial local deben desempeñar un rol clave, siendo un vínculo natural y legítimo para los diferentes actores: jóvenes, familias, instituciones educativas y de investigación, instituciones sociales y el tejido empresarial. Por esta razón, deben acogerse favorablemente las iniciativas de base amplia, es decir, intersectoriales, pero al mismo tiempo arraigadas localmente, que no resulten de la suma de objetivos individuales, sino de un acuerdo sobre un objetivo o visión global y común, convirtiéndose en iniciativas de impacto colectivo.

CONCLUSIONES

En resumen, puede afirmarse que el rediseño y el refuerzo de la orientación es una necesidad urgente en vista de los complejos cambios sociales y las convulsiones tecnológicas. El rápido cambio de los campos ocupacionales requiere una adaptación del sistema educativo y de orientación. Pero la solución va más allá de la demanda de aumentar el número de orientadores. Se necesita un enfoque holístico. La orientación debe ser un sistema complementario de diferentes niveles de apoyo, análogo al sistema sanitario.

Además de los expertos (orientadores), debe participar tanto el mundo profesional como todo el entorno escolar: los profesores, las familias y los propios jóvenes. Así mismo, los actores locales o municipales tienen un rol clave en la coordinación de estos diferentes actores. No es una tarea fácil y su puesta en práctica requiere un alto grado de voluntad de cambio, diálogo y cooperación por todas las partes.

Esta voluntad no se tendrá sin una facilitación adecuada y sin acordar unos objetivos y visiones comunes. Las prácticas de referencia en otros países muestran que, debido a la complejidad de esta tarea, es recomendable que el marco sea común para todos, pero la coordinación tenga un carácter local o regional.

 

 

[1] Yasmin Weiß, Upskilling und Reskilling in the Age of AI: Was das konkret für jeden Einzelnen von uns bedeutet; publicado en Newsletter de LinkedIn: Future of Work, Future Skills el 8/8/2023.

[2] Investing in career guidance (2021), Cedefop, European Comission, ETF, ILO, OECD, UNESCO; https://www.etf.europa.eu/sites/default/files/2021-09/investing_in_career_guidance_es.pdf (último acceso el 16/11/2023).

[3] LOMLOE 3/2020

[4] El Observatorio Social – Fundación La Caixa

[5] U-Ranking, Indicadores Sintéticas de as Universidades Españolas, 7ª edición, IVIE, DOI: http://dx.medra.org/10.12842/RANKINGS_SP_ISSUE_2019.

[6] Para más información: Bisquerra Alzina, Rafael: Orígenes y desarrollo de la orientación, recuperado la última vez el 16/11/2023 a partir de: http://www.uvirtual.net/sites/default/files/2016-11/bXVdos-Unidad01_LC_01_BISQUERRA.pdf

Ventura Blanco, J. (2013). VILANOU, C. (Coord.): «Emili Mira. Els orígens de la Psicopedagogia a Catalunya». Barcelona: Publicacions de la Universitat de Barcelona, 1998. Historia De La Educación, 18, 446. Recuperado a partir de https://revistas.usal.es/tres/index.php/0212-0267/article/view/10911

[7] Torres, Ana (2019): “Los orientadore de los institutos atienden cuatro veces más alumnos de lo recomendado por la Unesco”, El País, 21/2/2019, recuperado la última vez el 16/11/2023 a partir de https://elpais.com/sociedad/2019/02/20/actualidad/1550677178_441380.html

[8] Martínez, Màrius (2022): Què vols ser? Orientació amb joves per a un futur verd i compromès, Eumo Editorial.

[9] OCDE (2020): Dreamjobs? Teenagers’ Career Aspirations and the Future of Work

[10] Fundación Bertelsmann (2023): El estado de la orientación académico-profesional en España según el modelo Xcelence. 2022

[11] Fundación Bertelsmann (2023): EL modelo de orientación Xcelence. 10 claves para una orientación integral y de calidad; B6411-2023; https://www.fundacionbertelsmann.org/publicaciones/el-modelo-de-orientacion-xcelence-10-claves-para-una-orientacion-integral-y-de-calidad/

[12] The Surging Work of Work, recuperado la última vez el 16/11/2023 a partir de: https://www.gettingsmart.com/2023/02/28/the-surging-world-of-work/