GÉNERO: UNA LENTE FUNDAMENTAL PARA ABORDAR LOS PROBLEMAS SOCIALES

Jessica Corpas, Responsable de gestión de proyectos, Área de Desarrollo Global

Este artículo presenta algunas reflexiones que fundamentan sobre la necesidad de incorporar un enfoque de género en la vida interna u organizativa de las entidades con vocación social y en los proyectos sociales que desarrollan. No se centra en conceptualizaciones, ni en manuales prácticos pedagógicos al respecto, dado que existe una amplísima bibliografía [1] originaria de diversas corrientes teóricas, prácticas y contextos para aterrizar sus contenidos.

Cuando hablamos de incorporar intencionadamente un enfoque o perspectiva de género en las instituciones públicas, en las empresas, en las organizaciones sociales y comunitarias, no se trata de una exigencia caprichosa, de una moda o tendencia, o de un criterio obligatorio para cumplir el requisito, sino de una imperiosa necesidad para avanzar hacia transformaciones económicas y socioculturales profundas, que equiparen en dignidad, derechos y oportunidades a niñas, jóvenes, mujeres y personas de las comunidades LGBTIQ+.

Según el Global Gender Gap Report 2023[2], se estima que la brecha de género a nivel global se mitigará en 131 años. Pero si se desagrega por ámbitos, se observa que se necesitan 169 años para lograr la paridad en participación y oportunidades económicas; 162 años para alcanzar la paridad en representación política; 16 años para equiparar la brecha de género educativa; y es indeterminado el tiempo que se requiere para equiparar la situación a nivel de salud y supervivencia. Esto siempre y cuando sigamos avanzando a la velocidad actual. No obstante, situaciones como las guerras, las pandemias, las catástrofes naturales, los efectos del cambio climático o los virajes políticos antiderechos, son condiciones que pueden limitar o incluso detener tal avance.

Mi invitación es a pensar en el género más allá de su perspectiva conceptual, asociada con la construcción social sostenida en la diferencia física-biológica entra varones y mujeres, que asigna normas socioculturales que determinan el comportamiento, las expectativas, las formas de relacionarse y de percibirse en el mundo. Ir más allá, para reconocerlo como una herramienta, unas lentes indispensables para analizar la realidad y los problemas sociales desde una perspectiva que nos libere de la miopía y nos permita abordar integralmente las situaciones estructurales que subyacen a las relaciones de poder desiguales en razón al género.

En esa línea, las lentes de género a las que me refiero son obligatoriamente interseccionales, es decir, que reconocen e interconectan con otras condiciones estructurales y coyunturales (sexo, género, racialización, pertenencia socioeconómica, origen rural – urbano, discapacidad, por ejemplo) que determinan la posición de las personas en el mundo, ya sea de privilegio o de opresión. Se trata de condiciones que están íntimamente relacionadas e históricamente construidas, situadas en un contexto, y determinan en conjunto la experiencia de las personas en su relación con el mundo[3].

En otras palabras, implica reconocer que un ordenamiento de género desigual, limita o impide a las niñas, a las mujeres y a personas de comunidades LGBTQI+ el acceso a una nutrición adecuada, a una educación de calidad, a oportunidades laborales y económicas dignas, a una salud integral, a una vida libre de violencias, a la posibilidad de representar políticamente a sus comunidades, o en palabras simples a gozar plenamente de los derechos humanos y de una vida digna.

Según las Plataformas Nacionales de Información sobre Nutrición[4] apalancadas por la Unión Europea, de los 690 millones de personas que sufren hambre en el mundo, el 60% son mujeres, asimismo se indica que para el 2021 el 31,9% de mujeres en el mundo sufría inseguridad alimentaria grave o moderada, frente a un 27,6% de varones. Está comprobado que la desnutrición es causa y consecuencia de las desigualdades de género. Las niñas y las mujeres padecen de manera desproporcionada los rigores de la desnutrición y de la inseguridad alimentaria, así como patrones socioculturales, económicos y políticos que afectan su estado nutricional, como el hecho de que ellas ingieren menos alimentos por ser niñas o mujeres. La reducción de la desnutrición en el mundo pasa por la educación, el acceso a oportunidades económicas y el empoderamiento de las mujeres, pues son ellas las garantes de la alimentación de las niñas y los niños a nivel global.

En cuanto a la educación, la UNESCO[5] señala que en los últimos 20 años el acceso a la educación para las niñas y los niños se ha robustecido, no obstante, las niñas tienen más dificultades para el acceso y la permanencia a la escuela, ya que se considera prioritario en ciertos contextos que sean ellas quienes se hagan cargo del cuidado de otros familiares o del trabajo doméstico, por encima de su participación en la escuela. Asimismo, se observa que el rendimiento en materias asociadas con matemáticas es notablemente menor en las niñas y las jóvenes, aclarando que, la predisposición al aprendizaje de las matemáticas no tiene que ver con una cuestión biológica, sino que responde a normas socioculturales y estereotipos de género que desmotivan per se a las niñas y mujeres del mundo de las matemáticas. Según el informe PISA 2023[6] esto responde a asuntos socioculturales en donde las niñas sienten más ansiedad frente a los desafíos de las matemáticas que los varones, asimismo allí se destaca como el género, la condición socioeconómica y la condición migrante afectan de modo negativo el desempeño escolar en matemáticas de niñas, personas empobrecidas y migrantes.

Por ello, promover e impulsar en las niñas un mejor desempeño en matemáticas es un desafío para equiparar la actual vacancia existente en profesiones STEAM (science, technology, engineering and mathematics) en las que las mujeres están subrepresentadas. Factores estructurales como el empobrecimiento, el racismo, la xenofobia, así como un ordenamiento patriarcal de las relaciones sociales, afectan la posibilidad de acceso, permanencia y mejora de rendimiento escolar para niñas y jóvenes en el mundo.

A nivel de empleabilidad el panorama es complejo. Según datos de la Organización Internacional de Trabajo[7] en países de renta baja y media el 24,9% de las mujeres en edad productiva y con intención de emplearse, no ha logrado acceder a un empleo, en contraste con el 16% de varones en esa misma situación. En todo el mundo, las mujeres tienen un salario inferior que los varones en el mismo cargo u ocupación, ellas ganan 51 céntimos de dólar, por cada dólar que ganan los varones. Por otra parte, la deficiente distribución de la carga de los trabajos de cuidados no remunerados recae principalmente en las mujeres y las limita para buscar, acceder o mantenerse en un empleo formal. Asimismo, si bien la informalidad laboral es ampliamente extendida, las mujeres ocupan mayoritariamente este tipo de lugares con condiciones flagrantes de vulneración de derechos laborales.

Entonces, si los trabajos de cuidados no remunerados (cuidado de niñas, niños, personas mayores, personas en condición de discapacidad, mantenimiento de tareas domésticas, entre otras actividades de este orden) son realizadas principalmente por las mujeres; mujeres que cuentan a su vez con graves déficits a nivel nutricional, educativo y de acceso a oportunidades económicas, nos encontramos ante un panorama de altos niveles de injusticia socioeconómica, que castiga a las mujeres, y con ello se perjudica el desarrollo de toda la sociedad, incluidos los niños y los varones.

Para que hablar de género no sea un mero cliché…

En junio de 2023, La Fundación Nous Cims lideró un encuentro de género en proyectos sociales enfocado a reflexionar acerca de las experiencias y prácticas relacionadas con género en las 14 copartes que actualmente acompañamos desde el Área de Desarrollo Global en Colombia. Participaron 31 personas, 28 mujeres y 3 varones, lo cual es la representación de que, en el ámbito social, en especial en los trabajos ampliados de cuidados a las comunidades, quienes están mayoritariamente son mujeres.

En este espacio, se trataron diferentes asuntos referidos a las problemáticas sociales que encuentran en las comunidades y territorios, abordados desde sus proyectos y estrategias de trabajo, como: violencias basadas en género, adultocentrismo, machismo y dificultades para su afrontamiento en contextos de alta violencia o en comunidades étnicas, falta de oportunidades —educativas, recreativas, económicas, de salud integral, etc.— para las niñas, las jóvenes y las mujeres por un entramado socioeconómico sexista, falta de autonomía económica de las mujeres (que profundiza el circuito de violencias basadas en género), la corporalidad de las niñas y las mujeres, los mandatos de belleza dominante, estereotipos de género e hipersexualización de niñas y mujeres.

Pero, además, tratamos asuntos que atañen a la estructura organizativa de cada entidad, porque el punto de partida fue que, sin presupuestos destinados a cuestiones de género y voluntades políticas para materializarlas en toda la gestión organizativa, hablar de género es un cliché. Dentro de lo organizativo se reflexionó en torno a: planeación, presupuestos sensibles al género, políticas de selección con enfoque de género, formación o capacitación del personal, violencias basadas en género en el espacio laboral, trabajo de cuidados colectivos, formulación, seguimiento y evaluación de proyectos con enfoque de género.

En los tres días de encuentro, pudimos reconocer aspectos que son de interés a la hora de pensar una estrategia que facilite la incorporación de un enfoque de género en las copartes y en los proyectos que dinamizan. Aquí señalamos algunas:

El enfoque de género es un tema pertinente y en vacancia dentro de las organizaciones aliadas de la Fundación Nous Cims, teniendo en cuenta que todas son organizaciones territoriales con vocación de transformación social. Parte central de esta reflexión fue que abordar asuntos de género, tiene que ver con procesos profundos y transversales dentro de las organizaciones sociales; no se trata de hacer un “taller de género” y con eso se cumple el criterio. Sino que es una manera de entender y posicionarse ante la realidad y los problemas sociales que le atañen; es comprender y actuar frente a las desigualdades, porque en la base de cada tipo de desigualdad (económica, ambiental, sociocultural, de derechos humanos, etc.) están presentes inequidades de género que deben ser abordadas de modo integral para mitigar los efectos nocivos de éstas.

Cuando referimos a un enfoque de género dentro de la organización, tiene que ver con un eje transversal e institucional que se observa en las formas de trabajo, en las relaciones sociales y en los procesos que construyen. Una directora de institución, o coordinadora de proyecto o profesional del proyecto con una perspectiva feminista o de género no es equivalente a que la entidad tiene un enfoque de género. Tampoco es equivalente, que la población sujeto de acompañamiento por parte de la organización sea en su totalidad o mayoritariamente femenina.

Como organizaciones sociales tenemos la responsabilidad de garantizar derechos. Los derechos de las niñas, las jóvenes, las mujeres y las poblaciones con identidades de género diversas o disidentes son derechos humanos. Por ello, es una responsabilidad incorporar al análisis de la realidad un enfoque de género que permita construir proyectos e ideas de transformación acordes a las necesidades de esta población.

La planificación de un proyecto debe considerar que las desigualdades económicas, sociales, étnicas, por discapacidad, ambientales, entre otras, oprimen de manera diferente a varones, a mujeres y a personas con identidades de género diversas o disidentes, justamente en razón al género. Esto es la base para promover acciones con presupuestos específicos que les permitan a estos grupos poblacionales acceder a derechos y oportunidades de una manera efectiva. Porque, si un proyecto invierte su presupuesto de manera general sin destinar recursos a acciones específicas que atiendan este enfoque, seguirá perpetuando las desigualdades de género en la sociedad.

Una transformación sociocultural de esta índole necesariamente requiere de la participación de todos los actores de la sociedad. En particular, de la participación de los varones. Solo con la implicación del conjunto de la población, será posible una transformación del ordenamiento patriarcal y sexista de la sociedad.

Reflexiones finales

La incorporación de un enfoque de género en los proyectos sociales y en la vida interna u organizativa de cualquier tipo de entidad, en especial si es de carácter social, es un imperativo, una necesidad de primer orden si lo que subyace es la intención de avanzar hacia una transformación social incluyente, respetuosa de los derechos humanos y garante de la dignidad de todas las personas.

Existen múltiples maneras de abordar los asuntos que atañen al género, así como manuales prácticos que permiten transversalizar y hacer pedagogía sobre género, acorde con los desafíos que se imponen en los tiempos actuales. Lo que es claro, además, es que se necesita de una voluntad política determinada y cargada con presupuestos sensibles al género que permitan materializar acciones transformadoras concretas acordes a las necesidades de cada comunidad, territorio, organización social o entidad.

Como sociedad necesitamos avanzar en cambios profundos en donde abunden condiciones dignas de vida, en la que se amplíen derechos y oportunidades para todas las personas, evitando las desigualdades de género. Para ello, es básico que como organizaciones sociales nos comprometamos con análisis profundos de género, con producción de conocimientos sólidos, con procesos de seguimiento, evaluación y aprendizaje que incorporen transversalmente datos y formas de medición que respondan a los desafíos que representan los enfoques de género; y sobre todo, destinar partidas presupuestales concretas que atraviesen todas las áreas, procesos y procedimientos tanto misionales como estratégicos de nuestras organizaciones. Solo así, podremos decir que trabajamos por la transformación de las brechas de género.

[1] A modo de ejemplo de la enorme variedad de trabajos entorno al género se comparten algunos enlaces claves:

 Transversalización de perspectiva de género

fund.ar/wp-content/uploads/2022/04/Manual-de-transversalizacion-de-la-perspectiva-de-genero-Fundar.pdf

https://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/registro.do?id=3149

Guía de género e interseccionalidad en el ámbito laboral www.genderlab.io/Guia-de-g%C3%A9nero-e-interseccionalidad-en-el-trabajo.pdf

Manual para una comunicación libre de sexismo

www.secretariajuridica.gov.co/sites/default/files/Manual_Comunicacion_LibreSexismo_SDM.pdf

Plataforma regional género y metodologías: guías metodológicas desde organizaciones que abordan la educación popular feminista en Centro América

https://generoymetodologias.org/recursos-metodologicos/publicaciones/palabras-claves/educacion-popular_1/

Perspectiva académica e investigación CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, colección grupos de trabajo: género y desigualdades

https://libreria.clacso.org/publicaciones_buscar.php?param=g%C3%A9nero#listado_publicaciones

Cartografías de género https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=2784&c=0

Interseccionalidad, giro decolonial y comunitario https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=2839&c=51

Manuales de masculinidades

UNFPA Argentina – espacios de atención a varones que ejercieron violencias basadas en género https://argentina.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/libro_espacio_atencion_varones.86345ae39e34027b251f.pdf

Ministerio de igualdad, Género y Diversidad Argentina – herramientas pedagógicas para abordar con docentes y estudiantes en la educación técnica www.santafe.gob.ar/juegosmicaela/static/media/Cuadernillo.4966544979a560315272.pdf

[2] Global Gap Report 2023 https://www.weforum.org/publications/global-gender-gap-report-2023/digest/#report-nav

[3] Corpas Figueroa, Jessica (2020). Interseccionalidad y Trabajo Social: perspectiva para el análisis de la desigualdad y la intervención social. ConCienciaSocial, Revista digital de Trabajo Social. Vol. 3 (2020) Nro. Especial 2 – ISSN 2591-5339 https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ConCienciaSocial/

[4] https://www.nipn-nutrition-platforms.org/5-1-Antecedentes-sobre-nutricion-y-genero#:~:text=La%20brecha%20de%20g%C3%A9nero%20en,%2C6%20%25%20de%20los%20hombres.

[5] https://www.unesco.org/es/gender-equality/education/need-know

[6] www.oecd-ilibrary.org/deliver/a97db61c-en.pdf?itemId=%2Fcontent%2Fpublication%2Fa97db61c-en&mimeType=pdf

[7] https://news.un.org/es/story/2023/03/1519117