EL LIDERAZGO EN LAS ENTIDADES SOCIALES: COMPETENCIAS DE INTELIGENCIA EMOCIONAL PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Marta Mosquera, Directora General.

La complejidad de los entornos actuales hace que liderar en las entidades sociales no sea tarea fácil y requiera de competencias específicas de inteligencia emocional. Los líderes deben tener conciencia de uno mismo, empatía, espíritu de servicio y autocontrol emocional para dirigir a sus equipos y afrontar los retos sociales actuales.

El liderazgo social es una habilidad que está adquiriendo cada vez más importancia en la transformación de la sociedad. Además, la innovación, la transformación digital, los datos y la cooperación son elementos clave para las organizaciones que buscan abordar problemas sociales críticos de manera efectiva.

Esto exige a sus líderes ser innovadores, visionarios y capaces de trabajar con diversos grupos de interés, desarrollar aprendizaje continuo y una capacidad analítica y de toma de decisiones ágil y flexible. También deben tener habilidades técnicas y experiencia para administrar recursos financieros y humanos, así como comprender los problemas políticos, sociales y económicos y los derechos humanos.

 

Sin embargo, es importante destacar que los líderes en las entidades sociales corren el riesgo de no tener la predisposición ni el tiempo necesario para trabajar otros aspectos clave como el autoconocimiento, la valoración adecuada y la confianza en sí mismos. Es fundamental que encuentren espacios para alimentarse y regenerarse personalmente para liderar a sus equipos y hacer frente al cambio constante.

En definitiva, el liderazgo social es fundamental para la transformación social y requiere de competencias específicas de inteligencia emocional.

Para liderar y trabajar en las organizaciones sociales, es necesario tener competencias específicas de inteligencia emocional que permitan construir relaciones efectivas y trabajar de manera colaborativa.

La conciencia de uno mismo es una competencia fundamental de inteligencia emocional. Ser consciente de las propias emociones y cómo estas afectan a la conducta y a las relaciones con los demás. Los líderes sociales deben ser capaces de reconocer sus emociones, identificar las causas y regularlas adecuadamente para evitar tomar decisiones basadas en emociones negativas.

La empatía es otra competencia de inteligencia emocional importante. Permite comprender y sentir las emociones de los demás, lo que es esencial para construir relaciones efectivas y trabajar de manera colaborativa. La empatía también ayuda a entender mejor las necesidades y expectativas de los grupos de interés, lo que puede mejorar la eficacia de las iniciativas de transformación social.

El espíritu de servicio es una competencia de inteligencia emocional que se refiere a la capacidad de liderar con una motivación clara y enfocada en el bienestar común. Los líderes sociales deben tener un compromiso genuino con la transformación social y con el bienestar de las personas a las que sirven. Esto implica la capacidad de sacrificarse personalmente para lograr los objetivos de la organización y trabajar con una ética sólida que valore el bienestar de los demás por encima de sus propios intereses.

Por último, el autocontrol emocional es una competencia de inteligencia emocional esencial que consiste en ser capaces de manejar adecuadamente las emociones negativas como el estrés, la frustración y la ira, y mantener un comportamiento profesional y respetuoso en situaciones difíciles. El autocontrol emocional es necesario para mantener la calma en momentos de tensión y tomar decisiones reflexivas y efectivas.

El liderazgo auténtico se basa en la inteligencia emocional y en empoderar a otros. Los líderes auténticos deberán entrenarse para adaptar su estilo de liderazgo a las circunstancias para obtener resultados y legitimidad para la organización.

En conclusión, el liderazgo social requiere de competencias específicas de inteligencia emocional como la conciencia de uno mismo, la empatía, el espíritu de servicio o el autocontrol para construir relaciones efectivas, trabajar de manera colaborativa y liderar con éxito la transformación social.

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